Salvador
Vimos el viernes la película de Manuel Huerga sobre el anarquista Salvador Puig Antich, ejecutado a garrote vil por el régimen franquista en 1974.
El protagonista, Daniel Brühl, borda el papel, para mi gusto. Recrea al típico chico con aspiraciones de cambiar el mundo en aquellos últimos años de la dictadura; lo que algunos se empeñan en llamar la dictablanda. Que se lo cuenten a Salvador y a otros muchos que vivieron los últimos zarpazos de viejo león herido de muerte.
Destaco a Tristán Ulloa, pero reconozco que no soy ecuánime; siempre me gusta. Me parece un actorazo. Y escuchando varias entrevistas a los protagonistas, me llama la atención que ninguno de ellos, excepto Daniel Brühl, hubieran oído hablar de Salvador Puig Antich. Lo curioso es que Daniel es de padre alemán y madre española. Así estamos en España, sin conocer nuestra historia más inmediata. Lo que no se conoce es fácilmente manipulable.
Como era de esperar, tuvo un juicio sin garantías jurídicas, una pantomima con un tribunal militar que ya llevaba preparada la condena en su bolsillo como lección de firmeza por el atentado de Carrero Blanco. Salvador, con veintipocos años, fue el chivo expiatorio.
Fui con mis hijos y salieron emocionados. Me hacían preguntas y más preguntas. Yo era una adolescente entonces, pero recuerdo aquellos momentos turbulentos perfectamente. Es una película que emociona.
Parace ser que la familia de Salvador sigue pidiendo la revisión del juicio. Hay gente a la que eso de las revisiones les parece fuera de lugar. Yo creo que, al menos, sería un signo de normalidad y de dignidad hacia la familia que públicamente se reconociera que la sentencia fue injusta y Salvador no contó con las mínimas garantías jurídicas. Tienen todo el derecho a pedirlo y a una reparación. Esperemos que la Ley de la Memoria Histórica aborde el tema de la revisión de juicios y condenas. Es una cuestión de justicia para con aquellas familias.
Recomiendo la película. Se atisba la Barcelona de aquellos años y la ilusión de la gente por cambiar las cosas, aunque algunos quisieran hacerlo de forma equivocada. Es una de las últimas escenas, cuando Salvador ve el artilugio con el que le van a matar, el garrote vil, y dice: qué putada, esto sí que es una putada..., no se oía una mosca en el cine, había un silencio que se cortaba. Se podían oir, eso sí, las lágrimas resbalando por muchas mejillas. Y la carrera de su hermana pequeña hacia la cárcel Modelo, cuando la dejan salir del colegio porque está triste y le pregunta una profesora: ¿qué te pasa? "Que están matando a mi hermano".
Salimos todos hechos polvo.
Feliz domingo.
El protagonista, Daniel Brühl, borda el papel, para mi gusto. Recrea al típico chico con aspiraciones de cambiar el mundo en aquellos últimos años de la dictadura; lo que algunos se empeñan en llamar la dictablanda. Que se lo cuenten a Salvador y a otros muchos que vivieron los últimos zarpazos de viejo león herido de muerte.
Destaco a Tristán Ulloa, pero reconozco que no soy ecuánime; siempre me gusta. Me parece un actorazo. Y escuchando varias entrevistas a los protagonistas, me llama la atención que ninguno de ellos, excepto Daniel Brühl, hubieran oído hablar de Salvador Puig Antich. Lo curioso es que Daniel es de padre alemán y madre española. Así estamos en España, sin conocer nuestra historia más inmediata. Lo que no se conoce es fácilmente manipulable.
Como era de esperar, tuvo un juicio sin garantías jurídicas, una pantomima con un tribunal militar que ya llevaba preparada la condena en su bolsillo como lección de firmeza por el atentado de Carrero Blanco. Salvador, con veintipocos años, fue el chivo expiatorio.
Fui con mis hijos y salieron emocionados. Me hacían preguntas y más preguntas. Yo era una adolescente entonces, pero recuerdo aquellos momentos turbulentos perfectamente. Es una película que emociona.
Parace ser que la familia de Salvador sigue pidiendo la revisión del juicio. Hay gente a la que eso de las revisiones les parece fuera de lugar. Yo creo que, al menos, sería un signo de normalidad y de dignidad hacia la familia que públicamente se reconociera que la sentencia fue injusta y Salvador no contó con las mínimas garantías jurídicas. Tienen todo el derecho a pedirlo y a una reparación. Esperemos que la Ley de la Memoria Histórica aborde el tema de la revisión de juicios y condenas. Es una cuestión de justicia para con aquellas familias.
Recomiendo la película. Se atisba la Barcelona de aquellos años y la ilusión de la gente por cambiar las cosas, aunque algunos quisieran hacerlo de forma equivocada. Es una de las últimas escenas, cuando Salvador ve el artilugio con el que le van a matar, el garrote vil, y dice: qué putada, esto sí que es una putada..., no se oía una mosca en el cine, había un silencio que se cortaba. Se podían oir, eso sí, las lágrimas resbalando por muchas mejillas. Y la carrera de su hermana pequeña hacia la cárcel Modelo, cuando la dejan salir del colegio porque está triste y le pregunta una profesora: ¿qué te pasa? "Que están matando a mi hermano".
Salimos todos hechos polvo.
Feliz domingo.

9 Comentarios:
Ese día asesinaron a dos: Salvador y un apátrida, creo que de origen polaco. Fueron unos días terribles, de eso tengo recuerdo, con el Papa pidiendo clemencia y toda Europa escandalizada por aquellos asesinatos disfrazados de legalidad.
No sabía lo del apátrida. No creo que a él le hagan una película. Lo del Papa sí lo recuerdo, y se hace referencia a ello en la película. Llama por teléfono al dictador y éste no se pone porque está durmiendo. Menos mal que sigue -dormido, digo-.
La historia del apátrida es interesantísima. Lástima que ahora no la recuerdo bien. Es un hombre del que no se tenía ningún dato. Hace un par de años leí que le habían seguido el rastro y era muy difícil localizar su historia. Algunos decían que era un vagabundo, otros que era un viajante de comercio...
Pues te emplazo a que me la cuentes, cuando sepas algo.
Once upon a time...
Había una vez...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Gracias por traducirme "Once upon a time...", pensaba que era una marca de té (grrr)
Me pongo a buscar la historia del otro condenado a muerte.
Besos
http://www.rojoynegro.info/2004/article.php3?id_article=520
¿A que parece el argumento de una película de espías? Repúblida Democrática Alemana, ahora me suena a historia antigua. Recuerdo las noticias de la radio que informaban sobre intentos de fuga a través del muro que casi siempre acababan con la muerte del que intentaba evadirse. También me suena a extraño y a la vez muy próximo el Checkpoint Charlie; a veces me parece que he estado allí una mañana gris y fría. Esos intentos de evasión fueron el primer hecho que no me acontecía a mí pero que sin embargo me hacía sentir triste por lo que pasaba a personas que ni conocía y que vivían tan lejos de donde yo estaba. Supongo que fue un principio de lo que hoy se llama "concienciarse" sobre un problema que no nos afecta directamente. ¿Quién me iba a decir entonces que aquella época de la guerra fría sería superada en crueldad y locura en el lejano siglo XXI?
Muchas gracias por la dirección, piel. Qué eficacia y eficiencia, que diría aquél...
Yo creo que lo tuyo, más que concienciación, es empatía. Es un piropo, que conste.
A ver si la próxima vez podemos discutir algo.
Heinz Chez se llamaba el otro ejecutado.
Publicar un comentario
<< Home