El acoso moral
Este verano leí un libro que me impresionó: El acoso moral. Es de una psiquiatra francesa, Marie-France Hirigoyen. Va de mano en mano, como la falsa moneda. Se lo voy dejando a mis amigos, compañeras, lo han leído mis hijos...
Leí en El País semanal la referencia. Según cuenta Marie-France, trabajó para el FBI sobre asesinos en serie. lo que le ayudó a reconocer un perfil psicológico, el perverso. El acoso moral en la empresa ya está bastante asumido, pero ¿y en la familia? Lo que hace es denunciar un gravísimo problema social, porque el maltrato físico deja huellas visibles, pero ella alerta de lo que considera un verdadero asesinado psíquico de las personas que padecen a un perverso narcisista. Habla de la violencia perversa en la pareja, de la comunicación perversa, de cómo identificarla, y sobre todo se detiene en las víctimas.
Y termina planteando un dilema: ¿cómo restablecer el respeto entre los individuos? ¿Qué límites debemos poner a nuestra tolerancia? Alerta de que para atar psicológicamente a un individuo basta con inducirlo a la mentira o a ciertos compromisos para convertirlo en cómplice del proceso perverso. Esto es muy típico en las relaciones de poder.
¿Qué piensas tú, piel?
Leí en El País semanal la referencia. Según cuenta Marie-France, trabajó para el FBI sobre asesinos en serie. lo que le ayudó a reconocer un perfil psicológico, el perverso. El acoso moral en la empresa ya está bastante asumido, pero ¿y en la familia? Lo que hace es denunciar un gravísimo problema social, porque el maltrato físico deja huellas visibles, pero ella alerta de lo que considera un verdadero asesinado psíquico de las personas que padecen a un perverso narcisista. Habla de la violencia perversa en la pareja, de la comunicación perversa, de cómo identificarla, y sobre todo se detiene en las víctimas.
Y termina planteando un dilema: ¿cómo restablecer el respeto entre los individuos? ¿Qué límites debemos poner a nuestra tolerancia? Alerta de que para atar psicológicamente a un individuo basta con inducirlo a la mentira o a ciertos compromisos para convertirlo en cómplice del proceso perverso. Esto es muy típico en las relaciones de poder.
¿Qué piensas tú, piel?
2 Comentarios:
No sé si entrará dentro de la categoría de perverso, pero conozco casos de personas que precisan ser siempre, bajo cualquier circunstancia, el eje de todo.
Cuando alguien no se pliega a sus deseos ni con chantajes, entonces lo borra de su vida.
Creo que hay personas que tienen incapacidad de querer a su pareja, hijos o amigos. Esa falta de sentimientos sinceros hacia los demás hace que no puedan creer que los que lo rodean los quieren sin más, por sí mismos. El temor a no ser amados por alguien a quien necesitan los lleva a iniciar una guerra, no siempre violenta, para someterlos. El menosprecio o la humillación puede ser un arma muy poderosa si se utiliza con astucia contra alguien que tiene sentimientos sinceros, porque la entrega que implica el amor hace que desactivemos todas las defensas frente al ser amado y nos deja desprotejidos. La autoestima rápidamente se erosiona y supongo que es muy fácil mantener una especie de prisión invisible para quien no cree merecer nada de la vida.
No creo que se pueda restablecer el respeto porque el “perverso” no puede vivir sin ejercer la presión. Es fácil decirlo pero debe ser un camino durísimo salir de una relación de ese tipo. Para alguien a quien se le ha hecho creer, por una parte que no vale nada y, por otra, que es imprescindible para que el manipulador sea feliz (aunque sea paradójico) es muy difícil o imposible apartar los miedos que se la han inculcado. No olvidemos que quién se los ha inculcado es la persona a la que han querido por eso pueden arraigar tanto; no creo que sea tan difícil de entender como muchas personas exclaman.
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